Cenar pronto reduce el riesgo de cáncer

19.08.2018

Un estudio reciente de Instituto de Salud Global (Isglobal) de Barcelona destaca la importancia de los ritmos circadianos y los horarios de las comidas sobre la posibilidad de desarrollar cáncer de mama en mujeres y de próstata en hombres.

En este estudio realizado en España se evaluó si el horario de las comidas y los hábitos de sueño estaban relacionados con los cánceres más frecuentemente asociados a alteraciones de los ritmos diarios de actividad.
Las conclusiones fueron que seguir pautas de comida diurna y concretamente cenar pronto con un intervalo prolongado antes de acostarse, se asociaba con un menor riesgo de cáncer de mama y de próstata. Remarcando la necesidad de tener en cuenta los ritmos circadianos en los estudios sobre cáncer y dieta y señalando la necesidad de revisar las recomendaciones para la prevención del cáncer.

La vida moderna acarrea alteraciones de los horarios de sueño y de las comidas, que en los estudios experimentales se ha observado que se asocian a efectos adversos en la salud.

Los autores estudiaron si los horarios de las comidas se asociaban con el riesgo de padecer cáncer de mama y de próstata considerando el estilo de vida y el cronotipo, es decir la preferencia por hábitos diurnos o nocturnos.

El estudio realizado entre 2008 y 2013 analizó 621 casos de cáncer de próstata, y 1205 casos de cáncer de mama, comparándolos con 872 hombres y 1321 mujeres que nunca habían alterado su horario de trabajo diurno.

A los participantes se les entrevistó sobre su horario de comidas, de sueño y su cronotipo y se les pasó un cuestionario sobre hábitos de alimentación y grado de adherencia a las recomendaciones de la Fundación Mundial de Investigación sobre el Cáncer (WCRF) para la prevención del cáncer.

El análisis de los datos así obtenido evidenció que los individuos que se acostaban después de 2 horas o más de haber cenado, presentaban un riesgo inferior en un 20% de presentar cáncer respecto a aquellos que se acostaban inmediatamente tras la cena, tanto considerando cada tipo de cáncer (mama o próstata) por separado, como considerándolos conjuntamente.

Una protección similar a la descrita se observó también en aquellos que cenaban antes de las 9 de la noche, comparados con aquellos que cenaban después de las 10 de la noche. Además, el impacto de un tiempo más largo entre la cena y el acostarse era mayor en aquellos que seguían las recomendaciones de prevención del cáncer y con patrones de alimentación diurnos.

Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de tener en cuenta el ritmo circadiano en los futuros estudios sobre dieta y cáncer, así como la necesidad de incluir los horarios de las comidas entre las recomendaciones sobre la prevención del cáncer.

Bibliografía

Kogevinas M, Espinosa A, Castelló A, Gómez-Acebo I, Guevara M, Martín V et al. Effect of mistimed eating patterns on breast and prostate cancer risk (MCC-Spain study). Int J Cancer 2018, 17 de julio. DOI: https://doi.org/10.1002/ijc.31649.