¿Conoces la vitamina D? – 10 puntos ilustrativos

01/06/2023

10.07.2016

  1. Se sabe desde hace tiempo que la vitamina D está asociada a la salud ósea. Esta vitamina es la encargada de regular la absorción de calcio por los huesos, por lo que ejerce un papel fundamental en el desarrollo del sistema esquelético.
  2. Debido a su importante papel en el metabolismo óseo, la deficiencia de vitamina D en niños retarda el crecimiento y conduce al raquitismo. En adultos, desencadena y agudiza la osteopenia, osteoporosis y consecuentemente, aumenta el riesgo de fracturas en adultos. En pacientes con patología renal y enfermedad gastrointestinal, la deficiencia de vitamina D está frecuentemente presente.
  3. Hay receptores de vitamina D en la mayoría de células del organismo: miocitos, cardiomiocitos, células beta-pancreáticas, endoteliales, osteoblastos, células endoteliales, neuronas y células inmunitarias, etc. A través de la interacción con estas células, la vitamina D interviene en una gran variedad de vías metabólicas y procesos fisiológicos, por lo que actualmente se la considera una hormona con múltiples funciones.
  4. Las dos principales formas bioequivalentes de relevancia fisiológica son la vitamina D2 (ergocalciferol) y la vitamina D3 (colecalciferol).
  5. La vitamina D3 se sintetiza en la piel por la conversión del 7-dehidrocolesterol en previtamina D3 durante la exposición a radiación ultravioleta B de la luz solar y es la principal fuente de vitamina D para los humanos. Existe también una fuente exógena de vitamina D (en este caso se trata de vitamina D2). Pocos alimentos contienen vitamina D2 de forma natural. Entre estos destacan los pescados grasos (salmón, caballa y arenque) y los aceites de pescado como el aceite de hígado de bacalao. Algunos alimentos se suplementan con vitamina D2 (leche y cereales).
  6. La determinación de la concentración sérica de vitamina D ha puesto de manifiesto que la deficiencia de vitamina D es una situación más prevalente de lo que se creía, incluyendo niños y adultos jóvenes. A nivel mundial, la prevalencia aumenta a medida que nos alejamos del ecuador, pero incluso en una misma latitud, diversos factores contribuyen a la disminución de la concentración sérica de vitamina D, tales como la edad, la obesidad, la hiperpigmentación de la piel y el empleo de protectores solares.
  7. Hace tiempo que se conoce la relación entre el déficit de vitamina D y el desarrollo de neoplasias comunes (cáncer de colon, próstata, mama, etc,). También se ha establecido la relación entre los niveles de vitamina D y el riesgo de otras enfermedades tales como la diabetes tipo I, la esclerosis múltiple y la hipertensión.
  8. En los últimos años se ha enfatizado la relación entre el déficit de vitamina D y el riesgo de eventos cardiovasculares (infarto de miocardio, enfermedad cardiaca congestiva, aterosclerosis, ictus y disfunción endotelial). Los estudios epidemiológicos señalan a la vitamina D como un factor de riesgo independiente de enfermedad cardiovascular. Esta vitamina está implicada en numerosos procesos metabólicos que pueden desencadenar y hacer progresar la arteriosclerosis en los vasos sanguíneos, y su deficiencia predispone a la hipertensión, la diabetes mellitus y al síndrome metabólico.
  9. La deficiencia de vitamina D es también común en las embarazadas y puede afectar tanto a la madre como al feto. Niveles bajos de vitamina D en la madre se han asociado con el desarrollo óseo del feto y posteriormente del niño. Se ha demostrado que la ingesta de vitamina D durante la gestación tiene relación con el peso del bebé al nacer. Adicionalmente, estudios observacionales sugieren que niveles bajos de vitamina D están asociados con enfermedades maternas como diabetes mellitus gestacional y preeclampsia.
  10. El aporte suplementario de vitamina D por motivos esqueléticos en personas mayores de 60 años está plenamente justificado y se emplea desde hace tiempo. También en pacientes con patología renal y enfermedades gastrointestinales. También se ha propuesto el tratamiento con suplementos de vitamina D como prevención de enfermedades no óseas, hay crecientes evidencias médicas que recomiendan el tratamiento en las embarazadas y pacientes con riesgo cardiovascular, aunque en este caso se requieren más estudios que lo abalen.