También conocido como: bocio tirotóxico difuso, bocio difuso tóxico, hipertiroidismo autoinmune, enfermedad de Basedow, bocio exoftálmico
¿En qué consiste?
La enfermedad de Graves es la causa más frecuente de hiperactividad de la glándula tiroides (hipertiroidismo). Es una enfermedad autoinmune, una agresión del propio sistema inmune contra la glándula tiroides.
La glándula tiroides es un órgano en forma de mariposa adosada contra la tráquea en la zona de la garganta. Sintetiza las hormonas llamadas tiroxina libre (T4 libre) y triyodotironina (T3), y ejerce un papel importante sobre el control del metabolismo.
Normalmente, la producción de hormonas tiroideas está regulada por un mecanismo de retroalimentación en el que se ve implicada la hipófisis, una pequeña glándula del tamaño de un guisante situada en la base del cráneo. La hipófisis o glándula pituitaria produce tirotropina (TSH), que a su vez estimula la producción de T4 libre y T3 por parte de la glándula tiroidea.
En la enfermedad de Graves, el sistema inmune, que habitualmente protege contra las enfermedades, produce un autoanticuerpo conocido como inmunoglobulina estimulante del tiroides (TSI). La TSI actúa como la TSH, haciendo que la glándula tiroidea produzca hormonas tiroideas en exceso. Esto puede ocasionar un aumento del tamaño de la glándula tiroides.
La enfermedad puede afectar a cualquier persona y a cualquier edad. Según el National Institutes of Health (NIH), la enfermedad afecta a 1 de cada 200 personas en Estados Unidos, siendo unas 7 u 8 veces más frecuente en mujeres que en hombres. La enfermedad afecta más a las personas con edades comprendidas entre 30 y 50 años, pero también puede encontrarse en los niños y ancianos. La incidencia en España es comparable a los datos anteriores, aunque puede variar entre las diferentes regiones. Se observa aproximadamente en el 2% de las mujeres, con una incidencia de unas 10 veces menor en el hombre.
Las personas que tienen miembros en su familia con la enfermedad de Graves, así como aquellas que tienen otras enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, la diabetes tipo 1, la anemia perniciosa o el lupus, tienen un riesgo aumentado de desarrollar la enfermedad de Graves.
Existen otros factores de riesgo como:
- Estrés emocional o traumatismo.
- Haber dado a luz recientemente.
- Infección por el virus de Epstein-Barr, que es el virus que causa la mononucleosis infecciosa.
- Fumar.
Acerca de la enfermedad de Graves
Signos y síntomas
La enfermedad de Graves puede causar una gran variedad de signos y síntomas. Suelen desarrollarse lentamente, de manera que inicialmente pasan desapercibidos o son muy leves y progresivamente van empeorando con el tiempo. Los síntomas pueden variar de una persona a otra.
Algunos ejemplos de los signos y síntomas que se pueden observar son:
- Dificultad para concentrarse.
- Problemas con la visión.
- Irritación ocular y lagrimeo.
- Fatiga.
- Aumento del peristaltismo (movimiento) intestinal.
- Aumento de la glándula tiroidea (bocio).
- Raramente, aumento del tamaño de las mamas (ginecomastia) en el hombre.
- Temblor en las manos.
- Hipersensibilidad al calor.
- Disfunción eréctil o disminución del deseo sexual.
- Aumento de la frecuencia cardiaca o ritmo irregular (palpitaciones, arritmia).
- Insomnio.
- Irregularidades de la menstruación.
- Debilidad muscular.
- Inquietud y nerviosismo.
- Enrojecimiento y engrosamiento de la piel en la zona de las espinillas o en la parte más alta de los pies.
- Sudoración.
- Pérdida de peso inexplicable, a pesar de tener un aumento del apetito.
- En los niños se observa retraso del crecimiento, del desarrollo y la pubertad.
Complicaciones
- La enfermedad de Graves puede ocasionar una alteración llamada exoftalmos u oftalmopatía de Graves. En estos casos, se observa un crecimiento de un tejido por detrás del globo ocular y a un retraimiento de los párpados que ocasiona la mirada característica de estas personas, fija y con protrusión de los ojos. Esto genera la aparición de sequedad e irritación ocular que pueden interferir en la visión. En los casos graves puede lesionarse la córnea, que es el recubrimiento transparente de la parte anterior del ojo, y el nervio óptico que transmite las imágenes hacia el cerebro. Como consecuencia de todo ello, se puede perder la vista, aunque sea de manera parcial. Esta complicación puede afectar al 30% de los casos de pacientes con la enfermedad de Graves. Fumar es un factor de riesgo para desarrollar esta complicación.
- Durante el embarazo, si la mujer no recibe el tratamiento adecuado para la enfermedad de Graves, se puede producir el paso de los autoanticuerpos tiroideos (TSI) al feto, provocando un hipertiroidismo temporal al recién nacido.
- La osteoporosis se puede favorecer por una larga exposición a las hormonas tiroideas.
- Los aumentos agudos bruscos de los valores de hormonas tiroideas pueden ocasionar una “tormenta tiroidea o crisis tirotóxica”, que puede comprometer la vida del individuo.
El diagnóstico de la enfermedad de Graves se puede realizar mediante los signos y síntomas, el aumento del tiroides (bocio) y el exoftalmos. Sin embargo, el 50% de las personas que tienen la enfermedad pueden no tener los signos y síntomas descritos. Las pruebas de laboratorio pueden ayudar a confirmar el diagnóstico, pero también son útiles para evaluar el estado de la glándula tiroides y controlar el tratamiento.
Pruebas de laboratorio relacionadas
La realización de una o más de las siguientes pruebas de laboratorio tiene como objetivo conocer si tu tiroides está funcionando correctamente.
Inicialmente suele empezarse por la determinación de:
- Tirotropina (TSH): está típicamente disminuida en la enfermedad de Graves.
- Tiroxina libre (T4 libre): habitualmente está elevada.
- T3 (total y libre): a menudo se encuentra elevada.
Estas pruebas también se pueden solicitar regularmente para monitorizar la función tiroidea y la producción de hormonas.
Las pruebas de laboratorio que permiten el diagnóstico de la enfermedad de Graves y pueden diferenciarla de otras enfermedades autoinmunes son varias, pudiendo realizar una o varias de las que se describen y que van dirigidas a detectar la presencia de anticuerpos antitiroideos:
- Inmunoglobulina estimulante del tiroides (TSI): la presencia de este anticuerpo es diagnóstico de la enfermedad de Graves.
- Anticuerpo antireceptor de la TSH (TRAb): es menos específico que la TSI.
- Anticuerpos antiperoxidasa del tiroides (anti-TPO): este autoanticuerpo se encuentra presente en la mayoría de las personas con enfermedad de Graves, así como también en las que tienen una tiroiditis de Hashimoto.
Otras pruebas que no son de laboratorio
- Captación de yodo radiactivo: la glándula tiroides absorbe el yodo de la sangre para sintetizar hormonas tiroideas. Si el tiroides está sintetizando más hormonas de lo habitual, necesitará absorber más yodo. Para realizar esta prueba se le administra al paciente por vía oral una cápsula que contiene una pequeña cantidad conocida de yodo radiactivo, que no produce ningún daño. Al cabo de un tiempo especificado se mide la cantidad de yodo radiactivo que ha captado el tiroides. Si la glándula tiroides está hiperactiva se detectará un aumento de la cantidad de yodo radiactivo captado. Si desea obtener más información puede acceder a este enlace.
- Ecografía: se puede utilizar en aquellas personas que no pueden hacerse la prueba de captación de yodo radiactivo. Se basa en que los ultrasonidos producen ondas que crean imágenes del tiroides, mostrando su tamaño y otras características de la enfermedad de Graves. Este procedimiento también puede descartar otras causas de aumentos de tamaño del tiroides, como los nódulos tiroideos.
Tratamiento
El tratamiento de la enfermedad de Graves se orienta principalmente a la disminución en la producción de las hormonas producidas por la glándula tiroidea y a disminuir la sintomatología. Hay varias opciones de tratamiento:
Medicaciones
- Los betabloqueantes, como el propranolol, pueden atenuar los efectos de las hormonas tiroideas en el organismo, tales como la taquicardia, la sudoración y la ansiedad que produce el aumento de la actividad hormonal. Este medicamento funciona rápidamente y proporciona alivio, mientras el paciente espera los tratamientos que se le realicen a largo plazo.
- Los medicamentos antitiroideos disminuyen la producción de hormonas tiroideas. Se recetan como máximo durante 1 ó 2 años. En algunos pacientes se recuperará la función hormonal cuando se interrumpa el tratamiento, pero para la mayoría de los pacientes se precisará un tratamiento adicional.
Dosis elevadas de yodo radiactivo
Se administran para destruir la mayor parte o la totalidad de la glándula tiroidea, reduciendo la cantidad de hormonas tiroideas y eliminando los síntomas del hipertiroidismo. En algunos casos, este tratamiento no es suficiente para curar la enfermedad y se tiene que repetir. Con el tiempo, la función de la glándula tiroidea va disminuyendo, de manera que la persona puede acabar desarrollando un hipotiroidismo, aunque es posible que transcurran varios años hasta que aparezca. Por este motivo, las personas que reciben este tratamiento tienen que ser controladas.
Cirugía
A veces se utiliza para eliminar toda la glándula tiroidea mediante una resección quirúrgica. Una vez que se ha destruido o extirpado la glándula, el paciente necesitará tomar una medicación sustitutiva con hormonas tiroideas.
La mayor parte de los problemas oculares producidos por la enfermedad de Graves desaparecen a medida que los niveles hormonales disminuyen, si bien ocasionalmente, puede ser necesaria alguna otra intervención.
Enlaces
Pruebas relacionadas:
Tirotropina (TSH)
Tiroxina libre (T4 libre)
Estados fisiológicos y enfermedades:
En otras webs:
Oficina para la Salud de la Mujer (OASH): Enfermedad de Graves
Medline: Enfermedad de Graves
Endocrine Society: Enfermedad de Graves
Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN): Tiroides
Familydoctor: Hipertiroidismo
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