Sarcoidosis

22/5/2016

¿En qué consiste?

En la sarcoidosis, las células inflamatorias producen unos nódulos conocidos como granulomas en múltiples órganos, aunque se afectan más frecuentemente pulmones, piel, ganglios linfáticos y ojos. Los granulomas modifican la estructura del tejido que los rodea y cuando existen en gran cantidad, ocasionan inflamación, lesión y propician el desarrollo de signos y síntomas en función del tejido u órgano afectado.

Se desconoce la causa de la sarcoidosis. Se piensa que la enfermedad se asocia a una predisposición genética y a una reacción del sistema inmunitario frente a un factor desencadenante ambiental, como por ejemplo virus, bacterias, alérgenos o sustancias químicas. A pesar de que la sarcoidosis puede afectar a cualquier persona, es más frecuente en adultos de entre 20 y 40 años de edad. La opinión de los expertos es que se dan más casos entre mujeres. En Europa, es más frecuente en el Norte.

La gravedad de la sarcoidosis es variable. Puede tenerse la enfermedad sin saberlo ya que los casos leves no ocasionan ninguna sintomatología o muy escasa; además, los signos y síntomas pueden ser inespecíficos. La sarcoidosis puede manifestarse como una enfermedad aguda que se resuelve por sí sola en unos pocos años (remisión) y que puede recurrir o no. La sarcoidosis también puede ser una enfermedad crónica. Según el National Heart Lung and Blood Institute (NHLBI), más de la mitad de los afectados entra en remisión a los 3 años del diagnóstico, y cerca de dos terceras partes lo hará al cabo de unos 10 años.

La mayor parte de personas con sarcoidosis no experimenta consecuencias de la enfermedad a largo plazo. Sin embargo, en aproximadamente un tercio de los casos puede producirse lesión orgánica en un grado variable. A veces la sarcoidosis puede producir ceguera y puede incluso ser mortal, principalmente cuando existe afectación pulmonar o cardiaca.

Acerca de la sarcoidosis

Signos y síntomas

La gravedad de la sarcoidosis y los síntomas y signos observados dependen de los tejidos y órganos afectados. Es posible que no existan síntomas o que sean escasos e inespecíficos, como por ejemplo:

  • Fiebre.
  • Fatiga.
  • Pérdida de peso.
  • Sudoración nocturna.
  • Pérdida de apetito.
  • Aumento de tamaño e inflamación de los ganglios linfáticos.
  • Dolor articular.

Pueden desarrollarse signos y síntomas asociados a afectación de determinados órganos:

Pulmones

La American Lung Association (ALA) estima que hasta en un 90% de los casos de sarcoidosis existe afectación pulmonar, en la que se produce inflamación tisular e incluso pueden aparecer zonas de fibrosis o de cicatrización. La persona afectada puede presentar:

  • Tos seca.
  • Sibilancias al respirar.
  • Dificultad para respirar.
  • Dolor torácico.

Piel

La afectación cutánea acontece en aproximadamente un 25% de los casos:

  • Lesiones o llagas en zonas próximas a mejillas, orejas, nariz y párpados.
  • Erupción rojiza e irregular en tobillos o espinillas, que puede ocasionar picor y/o dolor.
  • Decoloración de la piel.
  • Inflamación y nódulos en las zonas donde se han producido las lesiones.

Ojos

  • Visión borrosa.
  • Hipersensibilidad a la luz, fotofobia.
  • Dolor, picor ocular.
  • Escozor, sensación de quemazón, enrojecimiento.
  • Lagrimeo.
  • Inflamación.

Corazón

Sistema nervioso y cerebro

  • Dolor de cabeza.
  • Debilidad.
  • Convulsiones.
  • Disminución de la coordinación y temblores.

Tejido muscular y óseo

  • Dolor.
  • Rigidez articular.

La sarcoidosis también puede ocasionar disfunción renal y hepática, así como un aumento del tamaño del bazo e inflamación de las glándulas salivales. Los granulomas típicos de la sarcoidosis pueden producir una forma activa de la vitamina D (1,25-dihidroxivitamina D) absorbiéndose más calcio a nivel intestinal. En consecuencia aumenta la concentración de calcio en sangre y en orina, y se favorece la formación de cálculos renales (piedras); no obstante, la insuficiencia renal es muy rara en la sarcoidosis.

Pruebas relacionadas

El objetivo de las pruebas es el de poder establecer el diagnóstico de sarcoidosis, evaluar su gravedad y monitorizar su evolución a lo largo del tiempo. Las pruebas resultan útiles para distinguir entre sarcoidosis y otros trastornos que producen sintomatología similar o que cursan también con la formación de granulomas, como la tuberculosis y algunas infecciones fúngicas.

Pruebas de laboratorio

Para confirmar el diagnóstico de sarcoidosis, la mejor prueba la constituye la biopsia tisular: al microscopio se observan las alteraciones tisulares estructurales características de la sarcoidosis. Existen otras pruebas de laboratorio que a pesar de no ser específicas de sarcoidosis, resultan muy útiles para establecer la actividad de la enfermedad, para evaluar la lesión del órgano afectado y para descartar otras posibles enfermedades que generan problemas similares. Entre las pruebas más empleadas se incluyen:

Otras pruebas ajenas al laboratorio

  • Radiografía de tórax: es habitual solicitarla para saber si existe afectación pulmonar; a veces se detectan granulomas al realizar una radiografía por algún otro motivo en personas asintomáticas.
  • Pruebas de función pulmonar: realizadas para evaluar la afectación pulmonar y el alcance de la misma.
  • Tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM), gammagrafía con galio u otras pruebas resultan útiles para diagnosticar y evaluar la sarcoidosis.
  • Electrocardiograma (ECG): a veces solicitado cuando se sospecha afectación cardiaca.

Para obtener más información sobre las pruebas radiológicas puede consultar el enlace RadiologyInfo.org.

Tratamiento

Actualmente la sarcoidosis no se puede prevenir ni curar, aunque a menudo la enfermedad suele resolverse por sí misma. Los objetivos del tratamiento consisten en aliviar los síntomas, disminuir la inflamación y minimizar la afectación tisular y orgánica. Las personas con síntomas escasos o moderados no suelen requerir tratamiento, aunque se las siga controlando regularmente.

Cuando los síntomas son más importantes o graves, o cuando existe riesgo de que se produzca una afectación tisular u orgánica, se suelen administrar corticoides tales como prednisona. Este tratamiento antiinflamatorio se suele administrar vía oral, o bien tópicamente o a veces con un inhalador. El empleo prolongado de corticoides ocasiona efectos secundarios indeseables no despreciables.

Otras opciones terapéuticas incluyen:

  • Antiinflamatorios no esteroideos (AINE): como ibuprofeno, para combatir el dolor y la inflamación.
  • Metotrexato y otros fármacos inmunosupresores: cuando existe afectación pulmonar, ocular o cutánea.
  • Hidroxicloroquina (fármaco antimalárico): cuando existe afectación cutánea y/o del sistema nervioso, especialmente si la concentración de calcio en sangre está aumentada

El tratamiento suele resultar efectivo en la gran mayoría de casos, aunque los fármacos se deben seguir tomando durante bastante tiempo. Es muy raro que a pesar de que exista afectación pulmonar o hepática se tenga que recurrir a un trasplante de órganos.

Enlaces

Pruebas relacionadas:

Enzima convertidor de la angiotensina (ECA)

Cultivo de micobacterias

Cultivo de esputo

Perfil hepático

Análisis del líquido cefalorraquídeo

Hemograma

Calcio

Hongos

Estados fisiológicos y enfermedades:

Infecciones por hongos

Enfermedades pulmonares

Tuberculosis

Micobacterias no tuberculosas

En otras webs:

Fundación Española de Reumatología (FER). Sarcoidosis: qué es, síntomas, diagnóstico y tratamiento

Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI): Sarcoidosis

Familydoctor: Sarcoidosis

MayoClinic: Sarcoidosis

Medline: Sarcoidosis

Clínica Universidad de Navarra (CUN): Sarcoidosis

Manual MSD: Sarcoidosis

National Heart Lung and Blood Institute (NIH): ¿Qué es la sarcoidosis?

American Lung Association (ALA): Sarcoidosis

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