Estudio de la médula ósea

3/4/2022

También conocido como: análisis de la médula ósea 

Aspectos generales

¿Por qué hacer el análisis?

Para ayudar a investigar o diagnosticar una enfermedad que afecte a la médula ósea o a la producción de células sanguíneas; a veces para el estadiaje de un linfoma o un tumor sólido; para medir la respuesta al tratamiento de una enfermedad previamente diagnosticada, como la leucemia.

¿Cuándo hacer el análisis?

Cuando una persona presenta una anemia sin que se halle ninguna causa aparente; cuando se presenta o se sospecha la presencia de algún trastorno o un cáncer que esté afectando a la producción de las células de la sangre; a veces, cuando se intenta hallar la causa de una fiebre de origen desconocido, especialmente si se trata de un individuo inmunocomprometido.

¿Qué muestra se requiere?

Una muestra de médula ósea obtenida principalmente del hueso de la cadera (pelvis).

¿Es necesario algún tipo de preparación previa?

Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial.

¿Qué es lo que se analiza?

La médula ósea es un tejido blando y graso que se encuentra en el interior de los huesos largos y que produce las células sanguíneas. La biopsia y el aspirado de la médula ósea constituyen los procedimientos útiles para obtener y evaluar las células de la médula ósea y su estructura.

La médula ósea presenta una estructura esponjosa similar a la de una colmena de abejas, que consiste en una red fibrosa rellena de líquido. Este líquido contiene las células madre, que son células sanguíneas en distintos grados de maduración, y “materias primas” como el hierro, la vitamina B12 y el folato, todos ellos necesarios para la producción de las células.

La función principal de la médula ósea es sintetizar hematíes (glóbulos rojos), plaquetas y células de la serie blanca (glóbulos blancos o leucocitos). El número y el tipo de células que se producen en cada momento dependen de la función de estas células, de su pérdida y del recambio continuo que existe de las células viejas.

Hematíes

Los hematíes, también llamados eritrocitos, son las células encargadas del transporte de oxígeno hacia todas las partes del organismo. Generalmente constituyen entre el 40 y 45% del volumen sanguíneo y viven unos 120 días. La médula ósea produce hematíes a una velocidad que permite ir reemplazando los hematíes que van envejeciendo y que se eliminan de la circulación; así se mantiene un número relativamente constante de hematíes en la sangre.

Leucocitos

Existen cinco tipos de leucocitos: linfocitos, neutrófilos, eosinófilos, basófilos, y monocitos. Cada uno de ellos desempeña una función diferente en la protección del organismo frente a una infección.

Plaquetas

Las plaquetas, también llamadas trombocitos, son fragmentos citoplasmáticos de células de gran tamaño presentes en la médula ósea llamadas megacariocitos, y son indispensables para la correcta coagulación de la sangre.

En la médula ósea cada célula madre se desarrolla y diferencia a uno de estos tipos de células sanguíneas. Aquellas que se diferencian a células linfoides, como consecuencia se desarrollarán a linfocitos. Otros precursores se desarrollarán y diferenciarán para dar lugar a granulocitos (neutrófilos, eosinófilos, basófilos), monocitos, plaquetas, o hematíes (eritrocitos).

Las células son liberadas de la médula ósea a la circulación cuando están totalmente o prácticamente maduras. Por lo tanto, la población de células presentes en la médula ósea típicamente incluye células en diferentes estadios de desarrollo, desde muy inmaduras hasta prácticamente maduras.

El aspirado y la biopsia de la médula ósea suponen, tanto la obtención de muestras de médula ósea como su evaluación al microscopio, para valorar las células y su estructura. Las muestras de médula ósea también se pueden enviar, según sea necesario, para otras pruebas, como la inmunofenotipificación por citometría de flujo, el estudio de los cromosomas, la hibridación fluorescente in situ (FISH), las pruebas moleculares o las pruebas de microbiología (cultivo). Un especialista con experiencia en el diagnóstico de los trastornos relacionados con la hematología realiza el examen y la evaluación de las muestras de la médula ósea.

Aspirado de la médula ósea

Con el aspirado de la médula ósea se recoge una muestra líquida que contiene células que pueden analizarse en el microscopio y/o evaluarse junto con otras pruebas. Un especialista examina al microscopio las preparaciones de las muestras obtenidas mediante el aspirado, una vez teñidas. Las células se evalúan en función de la cantidad, tipo, grado de maduración, apariencia, etc…, y se comparan con las presentes en la circulación sanguínea, obtenidas a partir de un hemograma o una extensión de sangre. Este examen determina por ejemplo:

  • La relación M/E: esta es la abreviatura de relación mieloide/eritroide. Este cálculo compara el número de células mieloides (precursores de glóbulos blancos) con el número de células eritroides (precursores de glóbulos rojos).
  • Diferencial: determina si por cada línea celular (leucocitos, hematíes, células productoras de plaquetas), la maduración es ordenada y completa, y si la proporción de cada tipo de célula es normal.
  • Presencia de cualquier célula anormal: como células leucémicas o tumorales.

Biopsia de médula ósea

Con la biopsia se obtiene un cilindro de la parte central de la médula ósea en el que se mantiene la estructura de la misma. La muestra de la biopsia es evaluada por un especialista para determinar:

  • Celularidad: el volumen de células se compara con el volumen de otros componentes de la médula ósea, como la materia grasa. También se evalúa si la celularidad es normal para la edad.
  • Si los diferentes linajes celulares (mieloide, eritroide y megacariocítico) están presentes en cantidades adecuadas.
  • Si hay infiltrados anormales en la médula (cáncer, infección), así como cambios en el estroma de la médula ósea (por ejemplo: fibrosis) o en el hueso mismo (osteoporosis).

En función de la sospecha clínica, se pueden solicitar otras pruebas a partir de las muestras de médula ósea obtenidas. Algunos ejemplos son:

  • En el caso de la leucemia: se pueden realizar pruebas para conocer el tipo de leucemia. Entre ellas se incluye la realización de tinciones especiales o la determinación de marcadores antigénicos (por ejemplo: un inmunofenotipo por citometría de flujo), que ayudan a identificar el tipo de leucemia.
  • Pueden emplearse tinciones especiales: para analizar si existe un exceso de depósitos de hierro en la médula ósea, y para determinar si está presente un precursor anormal de la serie eritroide con partículas de hierro que rodean su núcleo (conocidos como sideroblastos en anillo).
  • En el caso de leucemia, mielodisplasia, linfoma, o mieloma: se puede realizar un análisis cromosómico y/o un análisis de hibridación fluorescente in situ (FISH), para detectar las anomalías cromosómicas.
  • Se pueden realizar pruebas moleculares como ayuda para establecer el diagnóstico:

                      -Reordenamiento del gen del receptor de células T.

                      -Reordenamiento de los genes de las inmunoglobulinas en células B.

                      -Mutación de JAK2.

                      -Oncogén BCR-ABL1.

                      -PML-RARA. 

  • La mutación de JAK2 ósea puede cultivarse para evaluar si existen infecciones víricas, bacterianas o fúngicas, que podrían ser las responsables de una fiebre de origen desconocido. Algunos virus, bacterias u hongos también pueden detectarse a través de tinciones especiales.

¿Cómo se obtiene la muestra para el análisis?

El aspirado y/o la biopsia de médula ósea la debe realizar un especialista. Ambos tipos de muestra pueden obtenerse del hueso de la cadera (cresta ilíaca). En algunas ocasiones, puede realizarse una punción bilateral de la cresta ilíaca.

El punto más común de obtención de este tipo de muestra es la cresta ilíaca, en la parte más posterior del hueso de la cadera. Antes del procedimiento, algunos pacientes pueden necesitar una transfusión, si sus recuentos de células sanguíneas son muy bajos, para evitar un sangrado excesivo. La mayoría de los adultos toleran muy bien el procedimiento, pero a algunos se les puede administrar un sedante suave si están muy ansiosos. En el caso de los niños se les suele administrar anestesia.

Para la recogida de la muestra, se pide al individuo que se tumbe boca abajo o de costado, y se le cubre con unas pequeñas sábanas, de manera que solamente quede expuesta la zona específica.

Se desinfecta la zona con un antiséptico y se inyecta un anestésico local. Cuando el paciente percibe la zona como dormida, se inserta una aguja en el hueso. En el caso del aspirado, se une la aguja a una jeringa y se tira del émbolo permitiendo que una cantidad reducida de médula ósea ascienda por la jeringa. En el caso de la biopsia, debe utilizarse una aguja especial que permite la obtención de una muestra cilíndrica de la parte más central de la médula ósea.

Es posible que a pesar de administrar un anestésico local, el paciente note cierta sensación de presión durante el procedimiento. Después de retirar la aguja, se coloca un vendaje estéril en la zona realizando cierta presión. Se recomienda al individuo que mantenga el lugar de la punción seco y cubierto durante aproximadamente 48 horas.

Preguntas comunes

¿Cómo se utiliza?

El aspirado y la biopsia de la médula ósea se utilizan para evaluar las células sanguíneas del interior de la médula ósea, así como su estructura. Se realizan conjuntamente con un hemograma y una extensión de sangre, para conocer el estado de la médula ósea y su capacidad de producción de células sanguíneas, incluyendo hematíes, leucocitos y plaquetas.

A partir de la información obtenida de su examen, el aspirado y/o biopsia de la médula ósea pueden ser de utilidad para:

  • Determinar la causa de un recuento inexplicablemente bajo o alto de células sanguíneas: incluyendo muy pocos o muchos leucocitos (leucopenia o leucocitosis), hematíes (anemia o policitemia) o plaquetas (trombocitopenia o trombocitemia).
  • Identificar la causa de la presencia en sangre de células anormales o inmaduras: detectadas a través de un hemograma o una extensión de sangre.
  • Diagnosticar un cáncer originado en la médula ósea: como la leucemia o el mieloma múltiple.
  • Diagnosticar otras alteraciones de la médula ósea: como el síndrome mielodisplásico.
  • Diagnosticar y establecer el estadio de otros tipos de cáncer: como el linfoma, el cáncer de mama o de pulmón, que pueden afectar o metastatizar a la médula ósea.
  • Diagnosticar enfermedades que afectan la médula y su estructura fibrosa: como la mielofibrosis.
  • Evaluar una posible infección de la médula ósea: cuando se presenta fiebre sin ninguna causa aparente (fiebre de origen desconocido).
  • Diagnosticar un trastorno asociado con el almacenamiento del hierro: que puede causar una disminución de las reservas de hierro.

Si una persona recibe tratamiento para un cáncer de tipo no hematológico, se puede realizar un aspirado y/o biopsia de la médula ósea para evaluar la respuesta al tratamiento, para determinar si la función medular suprimida vuelve a la normalidad.

¿Cuándo se solicita?

No es una prueba que se realice frecuentemente. Sin embargo, puede solicitarse cuando los resultados de un hemograma y/o extensión de sangre son anormales.

Esta prueba también puede solicitarse cuando existe una historia médica, un examen físico, y signos y síntomas que sugieren la presencia de una enfermedad que afecta a la médula ósea.

También se solicita para establecer el estadio de ciertos cánceres, como los linfomas no Hodgkin, o cuando se sospecha que otros tipos de cáncer se pueden haber diseminado hasta la médula ósea.

El aspirado y la biopsia de médula ósea pueden solicitarse más o menos regularmente en las personas tratadas por un cáncer, con la finalidad de evaluar si la médula ósea ha sido totalmente suprimida por el tratamiento, y en el caso de que así fuera, detectar en qué momento empieza a recuperar un funcionamiento normal.

¿Qué significa el resultado?

El informe del laboratorio de estas pruebas puede incluir una descripción de las células observadas o el aspecto del entorno de la médula ósea. Es posible que se incluyan los resultados del hemograma y de la extensión de sangre. Generalmente, el especialista ofrece una interpretación de los resultados y otros detalles que pueden ser importantes para el diagnóstico, estadio o tratamiento de la enfermedad.

La mayoría de las veces, la información obtenida permite confirmar o descartar un diagnóstico, y saber si la médula ósea está afectada, pero también puede señalar la necesidad de añadir más pruebas. Por ejemplo, si los hematíes en la sangre están disminuidos y no existe un aumento de los reticulocitos, puede ser que exista una anemia aplásica con supresión de la producción de hematíes en la médula ósea. La evaluación de la médula ósea puede confirmar esta enfermedad, pero no informa si se debe a una alteración primaria de la médula ósea, a la exposición a radiación o ciertos productos químicos, a un cáncer, al tratamiento de un cáncer, o a una infección.

La información obtenida de este examen junto con la información clínica, las pruebas sanguíneas y otra información como la relacionada con el diagnóstico por imagen, permite alcanzar un diagnóstico final. A veces el proceso no es tan evidente y se trata de ir encajando las piezas de un rompecabezas. Los pacientes deben participar en este proceso, hablando con su médico antes y después de una biopsia y/o aspiración de médula ósea, preguntando cuáles son las sospechas, qué tipo de información se espera de la evaluación y qué pruebas de seguimiento podrían estar indicadas:

  • La leucemia: es un cáncer de las células sanguíneas. 
  • La anemia: es un recuento bajo de hematíes y de hemoglobina
  • Enfermedades: como la anemia aplásica, que pueden afectar a la capacidad de la médula ósea para producir una cantidad adecuada de los diferentes tipos de células sanguíneas y liberarlas a la circulación. 
  • Síndromes mielodisplásicos: grupo de enfermedades asociadas con una médula ósea disfuncional e ineficaz, que conduce a una disminución de la producción de uno o más tipos de células sanguíneas.
  • Trastornos mieloproliferativos: grupo de enfermedades caracterizadas por la producción de demasiadas células de uno o más tipos en la médula ósea (por ejemplo: leucemia mieloide crónica, policitemia vera, trombocitemia esencial).
  • Mielofibrosis: enfermedad que se caracteriza por el crecimiento de la red fibrosa de la médula ósea, de tal modo que las células quedan comprimidas y se altera su morfología (forma) y la cantidad.

¿Hay algo más que debería saber?

Aunque las complicaciones asociadas a la biopsia y/o aspirado de médula ósea son raras, algunas personas pueden presentar un sangrado en la zona de punción o una infección. Es importante comentarle al médico si se tienen alergias, así como detallar toda la medicación que se está tomando. En el caso de presentar un enrojecimiento persistente e importante de la zona de punción o un sangrado, fiebre o dolor, debe avisarse al médico.

¿Es necesario someterse a una anestesia general para realizar un aspirado y/o biopsia de médula ósea?

Aunque en muchos casos puede administrarse un anestésico local, la anestesia general no suele ser necesaria. Sin embargo, normalmente se administra un sedante antes de empezar.

¿Qué es el cociente M/E?

El cociente M/E es la abreviatura del cociente mieloide/eritroide. Hace referencia al número de células mieloides en comparación con el de las células eritroides presentes en la médula ósea. Las células mieloides son aquellas que madurarán a granulocitos (neutrófilos, eosinófilos, basófilos), y los precursores eritroides madurarán a hematíes. El resultado del cociente M/E no es diagnóstico de ninguna enfermedad, pero es un resultado que aporta una información adicional sobre el estado de la médula ósea. Por ejemplo, en el caso de una infección bacteriana, el cociente M/E estará aumentado debido a un aumento del número de células granulocíticas, mientras que en el caso de una anemia hemolítica, el cociente M/E estará disminuido debido a un aumento de las células eritroides.

¿En qué se diferencia el aspirado/biopsia de médula ósea de la obtención de una muestra de médula para donación?

El procedimiento de obtención es similar. Sin embargo, en la obtención para donación, el donante se somete a un examen físico detallado y a una serie de análisis que permiten garantizar que se encuentra en un perfecto estado de salud y que demuestran que es compatible con la persona que recibe la médula ósea (receptor). Como es necesario obtener una cantidad considerable de médula ósea y en condiciones estériles, al donante se le suele someter a una anestesia general. Una vez obtenida, la muestra se debe filtrar y procesar antes de administrarla al receptor (por vía intravenosa). Las células madre del donante alcanzarán, por la circulación, la médula ósea del receptor y si no aparecen problemas, esta última empezará a producir hematíes, glóbulos blancos y plaquetas.

Enlaces

Pruebas relacionadas: 

Oncogén BCR-ABL1

Extensión de sangre

Hemoglobina

Hemograma

Hierro sérico

Mutación JAK2

Recuento de plaquetas

Recuento de hematíes

Recuento de leucocitos 

Reticulocitos

Vitamina B12 y folato

Estados fisiológicos y enfermedades:

Anemia

Cáncer de mama

Cáncer de pulmón

Leucemia

Linfoma

Osteoporosis

Trastornos de la médula ósea

Trastornos mieloproliferativos

En otras webs:

Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH)

MayoClinic: Médula ósea

Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL)

Medline: Anemia

Instituto Nacional del Cáncer (NIH): Leucemia-Versión para pacientes

National Heart, Lung and Blood Institute (NIH): Análisis de sangre 

Medline: Enfermedades de la médula ósea

American Cancer Society (ACS)

American Society of Hematology (ASH): Blood Basics

Patient Power: The Consequences of Lung Cancer Stigma

Leukemia and Lymphoma Society: Bone Marrow Tests 

Johns Hopkins Health Library: Bone Marrow Biopsy  


También conocido como:
HSV-1, HSV-2, HHV1, HHV2, VHS, herpes oral, herpes labial, herpes genital
Nombre sistemático: virus del herpes simple tipo 1 y tipo 2

Aspectos generales
¿Por qué hacer el análisis?
Para hacer un cribado o un diagnóstico de la infección por el virus del herpes simple (VHS).                  

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